Combatir el
mal, promover el bien, defender de la injusticia al débil y
al oprimido; poner freno a la arrogancia del más fuerte.
Saber sacrificarse hasta el heroísmo y, si fuera preciso,
hasta la muerte.
He aquí el
retrato del caballero según la acepción original de la
palabra.
Cardenal Casaroli, agosto de 1982 |